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Juan Veroes en la lucha de
la formación ideológica...
José Sant Roz
Nuestro destino va marcado por los
amigos que nos encontramos en la vida, y afortunado aquel que se encuentra con
un loco de una idea fija. Los amigos son como hitos en el largo devenir de la
existencia, y cada uno tiene su época, su motivo, su lugar. Están los amigos de
la infancia que llevan esa carga tan hermosa, como ángeles o duendes aparecidos
en la inmensidad de los sueños, y que quizá sean los que dejen en nosotros una
impronta más colmada de poesía, de inocencia y de encantos espirituales
profundos. Como los himnos de la noche (de Novalis). Una vez que adquirimos el
compromiso con un hogar y una esposa, surgen otra categoría de amigos, igualmente
matrimoniados, con distintos grados de solidaridad según el tiempo disponible
para la batalla. Hay también los colegas y los conocidos que son como aves de
tierras lejanas en sus vuelos, con los que uno llega a pasar buenos ratos
etéreos (matemáticos) pero que el recuerdo no los retiene mucho, son con los
que discutían meramente temas profesionales, sin ahondar mucho en la filosofía
o en la historia ni sobre la vida o la política.
Tuve hermanos del alma en la
literatura, algunos ya han muerto, aunque siempre hablo con ellos, a esos sí
los recuerdo con frecuencia; los leo y los llevo en lo más hondo de mí. Son
maestros imperecederos. Entre esos hermanos están Juan Félix Sánchez y Epifania
Gil, Winston Campos, Ramón J. Sender, el padre Santiago López Palacios, J. E.
Ruiz Guevara, Mario Silva, Pedro Pablo Pereira, Gisela Barrios (mi comadre),
Eloi Chalbaud Cardona, P. N. Tablante Garrido, Ramón Darío Suárez, Jean Marc De
Civrieux, Andrés Zavrostky, el padre José Villa, Argenis Rodríguez, ...
Luego en la lucha del terreno social he
cultivado otras amistades no menos esenciales entre las que cabe mencionar la
de Alexis Ramírez, Juan Carlos Villegas, Pedro Grima, María Castillo,
Sinforiano Guerrero Lobo, Ricardo (Roy) Martínez, Humberto Martínez, Gilberto
Perdomo y Juan Veroes, entre otros.
Me referiré en particular en esta
ocasión a Juan Veroes, un amigo que tiene excelentes méritos, que a veces
quienes le tratamos diariamente los vemos como normales o comunes. Yo recuerdo
haber visto por primera vez a Veroes por allá por el año 2005, en unas
reuniones encendidas de debates que teníamos en la Imprenta de Mérida. Era
entonces director de la Imprenta el amigo Humberto Martínez. Y a Veroes lo veía
yo siempre vendiendo el semanario Kikiriki del Partido Comunista. Según tengo
entendido era un paquete de periódicos que le mandaban desde Valencia, y él los
vendía aquí en Mérida. Él vendía Kikiriki pero quería a la vez que nosotros
lográsemos consolidar un medio como lo fue “Despertar”, de gloriosa memoria en
el año 2002. En la Imprenta los debates nos fueron familiarizando con
batalladores que dan la vida en ese terreno poco amigable y muy poco reconocido
de los medios de comunicación alternativos o comunitarios. En esos primeros
días, allá en la Imprenta, veía a Veroes tomar la palabra con su lógica cargada
de cierta ironía descarnada y de una aguda visión crítica; en ellas desvelaba
el problema de la poca compresión de los entes del Estado para con los medios
alternativos. Aquel señor joven (pese a sus años), solido y macizo, concentrado
como en su saber, en su experiencia y en su firmeza, dejaba correr sus
argumentos como un río de metralla inclemente. Porque Veroes viene de una
sucesión de batallas en distintos frentes que se remontan a la época del
dictador Marcos Pérez Jiménez. Siendo negro, y poseedor de esa lucidez crítica
incisiva fue en aquellos tiempos captado por el partido COPEI, y se convirtió
en un dirigente de la tolda verde, y probablemente sirvió sin querer y sin
darse cuenta de la CIA, en aquellos proyectos que esta organización montaba en
los barrios de Caracas. Luego fue evolucionando hacia una concepción más clara
de la política, hasta llegar a convertirse en un revolucionario de izquierda.
En la época en que nos conocimos
andábamos los dos en la misma pertinaz lucha contra la burocracia y la
indolencia de las llamadas autoridades; nos fuimos haciendo una misa voz, un
mismo clamor y una misma prédica de fe, solidaridad y entusiasmo en lo que
planteábamos. No llega uno fácilmente a descifrar los signos de los avatares
que te van uniendo a tantos camaradas que acaban por colocarte al frente de
responsabilidades vitales en la lucha política. Algunos de esos camaradas
fueron cayendo en el camino y a veces uno ni siquiera se detenía a recogerlos o
a preguntarse de dónde habían surgido los balazos o los ventarrones que se los
llevaron. Luego uno los ha visto como zombis por ahí, con sus danzas de
fenecidos y como están ya muertos uno ni los saluda porque para qué. Hay otros
que persisten firmes en medio de todas las escaramuzas y bombardeos de la
derecha, y les vemos los nubarrones de los fogonazos que han recibido pero que
nadie los tumba, nadie los doblegará ni chantajeará.
Pues bien, Juan Veroes pasó a ser un
puntal disciplinado, constante y perseverante en el trabajo de la formación
ideológica y en la difusión de las ideas más recientes contra el modernismo. Un
hombre enamorado de los libros, de los periódicos, de las clases, discusiones y
de las bibliotecas. Y fue de los fundadores de la Universidad Socialista del
Pueblo y de Univer-so Medios, junto a Franz Lee, Jutta Smidth, Juan Carlos
Villegas, Gilberto Perdomo, Max Rondón, Gloria García y este servidor. Luego
junto con el filósofo Luis Vargas, Juan Carlos Villegas y otros luchadores
merideños fuimos a Cuba a dictar unos cursos de formación socialista para los
estudiantes venezolanos de medicina.
Luchando por tener un medio en Mérida
que le diera la pelea a la derecha en el terreno comunicacional, fundamos en
semanario “El Paso de los Andes”. Qué buena pelea dimos por un tiempo, pero
entonces llegó como gobernador de Mérida el señor Marcos Díaz Orellana, y
siendo Veroes nuestro corresponsal en las actividades periodísticas, en la
Gobernación se le negó participar en las ruedas de prensa porque no era periodista
ni miembro de un medio importante. Así era la categoría de gobierno
“revolucionario” que entonces teníamos en Mérida. Recuerdo que le reclamé esta
humillación a un excelso director de la Gobernación, a un tipo que venía de una
familia muy pobre, a un comecandela de las luchas estudiantiles de los años
ochenta y noventa, que luego sería diputado a la Asamblea Nacional: “- ¿Por qué
carajo tu jefe Marcos Díaz Orellana no le permite a Veroes asistir a las ruedas
de prensa?”, y la respuesta de aquel carcamán o esperpento de la vieja guardia
adeca metido a rojo rojito fue: “-Porque Juan Veroes es un resentido social”.
Hubo otros hijos de p… disfrazados de
rojos que también maltrataron a Veroes, uno de apellido Navas que se la daba de
dirigente sindical y que falsificó un título para hacerse con un orondo cargo
en el Ministerio de Tierras. Este tipo Navas tenía la perfecta facha de un nazi
en todo su aspecto físico y en su bestial soberbia y petulancia. A este bandido
lo denunciamos, pero habiéndose desaparecido del país, haciendo un trabajo de
investigación, acabamos por enterarnos que le habían dado un alto cargo
diplomático en el exterior.
Bueno, hoy Juan Veroes es el presidente
de Univer-so medios, la Asociación Civil que ampara en su lucha al portal
ensartaos. Ensartaos ya lleva ocho años de vida y este año recibió el Premio
“Fabricio Ojeda” como el mejor portal revolucionario de Venezuela. Quedan
muchas más cosas que decir sobre Juan Veroes, que él algún día recogerá en sus
memorias si le da tiempo. Y si nosotros podemos, seguiremos con otro capítulo
más.
José
Sant Roz
Juan Veroes es un héroe más de nuestra historia Patria y matria. Gracias
x tu amor sincero y tus luchas incansables y fértiles por este país hermoso
llamado Venezuela! Gracias mil, Juan
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