La autobiografía
CONTRACORRIENTE /
La
palabra autobiografía evoca muchas veces la figura de algún personaje notable
que narra y
examina su vida,
mientras expone opiniones acerca del
arte, la religión,
la política, la
sociedad, la educación,
etc, para edificación y ejemplo
de sus lectores.
Es poco probable encontrar algo así en las
páginas que siguen,
y no porque
falte calidad a
la escritura o profundidad
a la reflexión. En las propuestas educativas basadas en la acreditación de
experiencias, la autobiografía es el primer paso para la hermosa tarea de
sistematización de la propia experiencia que debe emprender todo participante.
Como
se verá, si
bien no hay
y no debe
haber normas para
la elaboración de la
autobiografía, su práctica implica evocar y analizar lo vivido para luego
plasmarlo por escrito, en un proceso que permanentemente va y vuelve de la
evocación a la escritura.
En el caso del programa de Estudios
Abiertos, es fundamental la socialización de la autobiografía (finalizada,
o en
proceso) en la
comunidad de aprendizaje. Este
acto de escritura
de lo vivido permite,
entre otras cosas,
tomar conciencia de
todo lo hecho
y aprendido, de los conocimientos acumulados y de la propia capacidad
para analizar y organizar ese conocimiento. Es un acto de autodiagnóstico y es
un acto de autoreconocimiento que van más allá de los aprendizajes teóricos e
implican todos los aspectos de la vida.
La autobiografía no va sola, ni es un
fin en sí misma. A través de distintos procedimientos como la construcción de
los perfiles o la elaboración del portafolio académico, desemboca en la
construcción de la malla curricular individual, basada en la propia
experiencia; y, finalmente, en la acreditación
de las destrezas,
saberes, valores y
conocimientos expresados en esa
malla y en el propio portafolio. Más importante aún para el participante es
descubrir que es
investigador, que puede
realizar y, en
la mayoría de los
casos, ha realizado
aportes procedimentales, metodológicos
o teóricos en su área de conocimiento.
El presente número recoge distintas visiones
en torno a esta fundamental herramienta para la construcción de un conocimiento
liberador. Desde textos teóricos en apariencia distantes de la vida (escritos
por personas que han recorrido desde hace décadas el proceso de acreditación) a
relatos vivenciales en los que una lectura superficial solo hallará relato
(redactados por personas escolarizadas exitosamente en la educación
convencional), los textos que componen esta selección construyen, en tránsito
permanente de la experiencia a la teoría y de ésta a aquélla, una visión
heterogénea pero armoniosa de la autobiografía.
El escrito de la Prof. Myriam Anzola,
fundadora del programa de Estudios Abiertos, propone una caracterización de la
autobiografía desde categorías temáticas frecuentes en los textos
autobiográficos en tanto relatos constructores de sentido.
Muchos escritos recibidos para la construcción
colectiva de este número especial no fueron incorporados, bien porque no
pudieron llegar a tiempo, bien porque sus
propuestas no coincidían
con los objetivos
de esta publicación, centrada en la autobiografía
como herramienta en la acreditación de experiencias. Con lo cual queremos decir
que la producción intelectual de las comunidades de aprendizaje en torno a este
tema supera con creces lo aquí presentado.
Si
las palabras de
esta presentación se
quedan cortas, invitamos a cada a
lector a adentrarse en todos y cada uno de los textos aquí recogidos: estamos
seguros de que no los defraudarán.
Equipo Editorial CONTRACORRIENTE
El relato
como eje epistémico
Por:
Dra. Myriam Anzola
Fundadora del Programa de Estudios Abiertos de la UPTM
Ex Rectora de la Universidad Politécnica Territorial de Mérida Kléber
Ramírez
anzolamyriam08@gmail.com
Resumen.
Este
texto es un
ejercicio de caracterización del
relato autobiográfico como
eje epistémico para la elaboración de una ruta en un
proceso de escolaridad
distinta emprendida por
participantes del Programa de
Estudios Abiertos de
la Universidad Politécnica Territorial
de Mérida Kléber Ramírez. A partir de cinco años de lectura de numerosas autobiografías de
participantes de distintas subáreas de aprendizaje, se ha podido establecer
una percepción general de
las categorías temáticas
que aparecen con frecuencia
en los textos
autobiográficos y que
van construyendo el
sentido de un documento
enmarcado en el
género literario del
relato. Este texto
compuesto de las categorías
mencionadas le otorga linealidad a la
vida académica de
cada escritor que emprende el
proceso autoformativo en cada
Comunidad de Aprendizaje
de Estudios Abiertos.
Palabras clave: Relato,
autobiografía, caracterización, estudios abiertos.
Introducción:
El relato como género de la literatura se dedica a transmitir con
suficiencia de detalles algunos eventos ocurridos en
un cierto período
de tiempo. El
término relato etimológicamente se deriva de “relātus” en latín y
era referido en
la antigüedad a
los cuentos y narraciones que no eran demasiado extensas.
Es así que el relato no es exactamente un cuento en el tenor de lo tradicional,
porque adolece de la distribución específica de personajes adjuntos al protagonista
que se deriva de la estructura narrativa de los cuentos y de los roles
definidos que se establecen entre ellos descritos por Propp (1998) y que
muestran relaciones específicas a lo
largo del eje narrativo. En el caso del relato autobiográfico, a diferencia de
los cuentos tradicionales, y
de los cuentos
contemporáneos, el autor o autora ostenta una dedicación particular por
el desempeño del protagonista en el hecho narrativo. De igual manera tiene,
como género literario, una extensión inferior a las novelas clásicas. En el
relato autobiográfico el escritor o la escritora se concreta en hechos
relevantes que sintetizan los
acontecimientos vividos y enfatiza las circunstancias que lo rodearon o
que lo produjeron con unas descripciones superficiales que no tienen la carga
estético-literaria de las descripciones sobre el entorno que caracterizan a las
novelas.
En la
literatura universal
encontramos un amplio número de importantísimos autores que
centraron su obra en el ámbito del relato. Caso excepcional resulta el de Jorge
Luis Borges que se destacó con re-latos magistrales como El jardín de los
senderos que se bifurcan, o el de Edgar Allan Poe con textos como El escarabajo
de oro, en el que desarrolló el relato de suspenso como una suerte de
condensación; al igual que las novelas de Agatha Christie, las cuales
fascinaban a los lectores fanáticos del
género detectivesco.
En términos generales el relato, cuando está bien
escrito, cumple con
las premisas fundamentales
de un texto complejo que implica
una elaboración conceptual tan importante como lo puede ser el ensayo. En el
relato el autor recupera información de su memoria y la organiza de manera
coherente posicionándose como narrador y como autoridad en el tema. Al escribir
un relato, el pensamiento del autor se libera en el hecho narrativo. La
diferencia del relato con otros géneros es que pareciera ofrecer más
versatilidad ya que no impone la rigidez de las formas de una novela o de un
cuento largo.
La autobiografía como
relato.
El género autobiográfico implica
un relato introspectivo
de quien escribe. El
autor de la
obra no está sujeto
a una estructura
rígida al momento
de escribir su autobiografía. La forma de elaborarla depende solo de él
mismo.
Para escribir una
autobiografía no es obligatorio seguir
un determinado orden
cronológico en la narración
de los acontecimientos de la vida del escritor o escritora.
Tampoco hay restricciones
respecto a la linealidad narrativa, se puede hacer de
manera prospectiva o retrospectiva. Puede el autor decidir hablar en primera
persona: “Nací en Mérida un 26 de abril del año 1979”; o en tercera persona:
“Ella era una niñita tan débil que parecía que no llegaría a cumplir su primer
año de vida”.
En cuanto al lenguaje empleado se aplica la misma regla. Es
decir, todo queda en manos del escritor.
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